Jardín en pequeño formato
Antiguamente de barro, pero ahora también de resina, metal, vidrio o cerámica, un tiesto siempre es un tiesto, un pedazo de tierra donde reproducir la vida, engañando a la planta y a la vez dándole el don que le ha estado negado: La posibilidad de desplazarse, de vivir en varios lugares del mundo. De hecho, tampoco lo tienen ese deseo, somos nosotros los que queremos que nos sigan en nuestro incesante ir y venir.
Aunque básicamente son el apoyo del sustrato para que arraigue la planta, actualmente tienen una función decorativa propia y que en combinación con la especie vegetal que habita, se convierten en un elemento estético indivisible, donde tiesto y planta son parte inerte y viva de de una sola pieza decorativa. El tiesto, debe ser el vínculo entre el resto de la estancia y de la planta. Hay que tener cuidado de las proporciones, así como la posible evolución de la planta, si florece o si tiene un rápido crecimiento de temporada. El abanico cromático que nos mostrará en cada estación deben poder combinar con los colores de su contenedor y la forma siempre debe guardar una coherencia entre ellos, si una vez colocados, tiesto y planta juntos en su nueva ubicación, notamos que hay algo que no funciona, es que seguramente se ha roto la armonía que debe haber.
Combinar macetas y plantas es todo un arte en el que los gustos personales siempre tienen mucho que decir, pero si veis que el resultado no os satisface, no dudéis en buscar el consejo de un decorador o paisajista. De todas formas un tiesto de calidad con una planta sana y bien desarrollada siempre da gusto, y si queremos que luzca de verdad, se le debe reservar una buena ubicación para ella sola. Muy a menudo, menos es más y nuestro amor por las plantas no lo debemos mostrar por la cantidad sino por la calidad. Siempre es mejor tener pocas plantas pero bien cuidadas, con su cantidad justa de luz, nutrientes, temperatura y agua, que una selva descontrolada la cual no somos capaces de atender.
A demás de su uso decorativo, las macetas y jardineras también tienen una función delimitadora que todo buen exteriorista debe aprovechar para crear falsas paredes vegetales que rompen la visibilidad para crear espacios destinados a momentos diferentes. Así podemos conseguir entornos que respiren y que circule la luz y el aire, pero donde mantengamos una cierta privacidad.
Combinar macetas y plantas es todo un arte en el que los gustos personales siempre tienen mucho que decir, pero si veis que el resultado no os satisface, no dudéis en buscar el consejo de un decorador o paisajista. De todas formas un tiesto de calidad con una planta sana y bien desarrollada siempre da gusto, y si queremos que luzca de verdad, se le debe reservar una buena ubicación para ella sola. Muy a menudo, menos es más y nuestro amor por las plantas no lo debemos mostrar por la cantidad sino por la calidad. Siempre es mejor tener pocas plantas pero bien cuidadas, con su cantidad justa de luz, nutrientes, temperatura y agua, que una selva descontrolada la cual no somos capaces de atender.
A demás de su uso decorativo, las macetas y jardineras también tienen una función delimitadora que todo buen exteriorista debe aprovechar para crear falsas paredes vegetales que rompen la visibilidad para crear espacios destinados a momentos diferentes. Así podemos conseguir entornos que respiren y que circule la luz y el aire, pero donde mantengamos una cierta privacidad.