Parientes de las de los veleros, las velas náuticas, son un concepto novedoso cuando buscamos protección del sol, la lluvia o sencillamente algo de privacidad ante las curiosas miradas de los vecinos. También conocidas como velas ibicencas, son una solución estética ideal para quienes buscan dar un carácter vanguardista a su jardín o terraza, pero sus infinitas posibilidades de materiales o combinaciones entre los mismos hacen que hasta el jardín más clásico pueda albergar una.
Existen todo tipo de materiales, formas y colores. En las velas de calidad, todos los tejidos utilizados provienen del mundo náutico y han sido desarrollados para bloquear los dañinos rayos UV, además de resistir al moho, humedades y temperaturas extremas. También las hay completamente impermeables o transpirables, que tienen la ventaja de ofrecer una mayor luminosidad que un toldo (tejido acrílico) o un tejido de PVC y acumular un 40% menos de calor al evitar la formación de bolsas de calor bajo la vela.
En cuanto a la forma, la triangular es la más habitual por la estética de su diseño, pero su sombra se ve bastante afectada por los cambios de posición del sol, por sus ángulos estrechos en las puntas y la curva hacia el interior en sus catenarios. La solución pasa por disponer un juego de dos o más velas triangulares para sombrear este espacio. Alternativamente se pueden hacer confeccionar velas rectangulares, hexagonales o trapezoidales, que tienen un comportamiento mucho más estable respecto a su área de sombra, aunque la solución ideal siempre pasa por estudiar en detalle las necesidades de cada emplazamiento con la ayuda de un profesional.
Las velas de sombra no requieren un mantenimiento complejo, la parte superior de las velas suelen quedar limpias por el efecto de la lluvia, en cambio la parte inferior puede acumular el polvo y en zonas urbanas la polución. Simplemente hay que limpiar con agua a media presión de abajo arriba para soltar el polvo adherido una o dos veces al año.
Dentro de las posibilidades existentes en el mercado, las de mayor calidad se manufacturan utilizando técnicas de confección náutica para que su elegante curva hacia el interior y su armadura de refuerzo en poliéster eviten que las velas se muevan o vibren provocando molestos ruidos, asimismo están diseñadas para ofrecer una estabilidad dimensional única, resistiendo hasta 120 km/h.
El sol sale por el este y se pone por el oeste, durante los meses invernales el sol realiza un recorrido más bajo respecto a la línea del horizonte y va progresivamente elevando su trayectoria durante los meses más cálidos. Se recomienda planificar un diseño que ofrezca la mayor protección durante los meses más calurosos del verano, cuando los rayos solares son más dañinos.
En porches, piscinas, aparcamientos de vehículos o zonas de juego para los más pequeños, así como cualquier zona que requiera protección del agua, el sol o el sonido, las velas náuticas aportan belleza y un dinamismo estético que permite desarrollarse, según sea el efecto deseado, desde camuflarse en el entorno hasta ser el elemento esencial y diferenciador. Se pueden fijar en fachadas, árboles, postes y también hay sistemas de anclaje a través de mástiles en madera o acero inoxidable realizados a medida, tanto las velas como los mástiles permiten ser retirados a voluntad durante la temporada de invierno, sin dejar molestos elementos a la vista.
Todos los hogares son distintos así como los estilos de vida y costumbres de sus habitantes. Con la ayuda de un paisajista y el asesoramiento de un técnico en velas náuticas puede conseguir la solución más adecuada al espacio y al uso del jardín o terraza.