El jardín de invierno

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Llega el invierno. Espléndido dictado
me dan las lentas hojas
vestidas de silencio y amarillo.

Soy un libro de nieve,
una espaciosa mano, una pradera,
un círculo que espera,
pertenezco a la tierra y a su invierno…

Jardín de invierno | Pablo Neruda

Es precisamente el cambio de formas y colores lo que nos recuerda que nuestro jardín esta vivo y que es algo más que un elemento decorativo del exterior de nuestra vivienda. Nuestras especies siguen la evolución de las estaciones, con una armonía perfectamente orquestada. Las emociones que nos transmite un paisaje invernal son de una cierta melancolía, del recuerdo de nuestra infancia, de los seres queridos que volverán por navidad y de los que no, de la certeza que la primavera volverá y en definitiva, la esperanza de que un nuevo año será mejor. Hay que observarlo desde la ventana con una taza humeante de café por la mañana, pero también hay que salir para admirar mejor como el sol esta más bajo y sus rayos proyectan sombras más alargadas. Debemos apreciar el valor estético de los árboles y plantas que en invierno tan sólo nos muestran sus desnudos esqueletos y debemos saber que durante los meses de frío, nuestro jardín también puede tener colores que nos alegren a través de las plantas de floración invernal, además de poder contar con el verdor de nuestras plantas perennes.

No debemos renunciar a la belleza de nuestro jardín, simplemente por que el clima no resulta tan agradable para realizar el mantenimiento, éste nos necesita más que nunca y debemos saber que hay tareas importantes que realizar en esta época: renovar el sustrato del suelo para mejorar su drenaje y aireación para evitar encharcamientos, evitando la pudrición de raíces, proteger las plantas sensibles al frío y trasladarlas a las zonas más resguardadas del jardín o llevarlas al interior de nuestras casas. También podemos instalar sistemas de protección, como cubiertas plastificadas con ventilación ya que hay que tener en cuenta que las plantas respiran. Si se cuenta con una cantidad no despreciable de plantas que requieren ser protegidas en estas épocas del año, existen otros sistemas de protección más desarrollados, como los jardines de invierno tipo invernadero. Podemos encontrarlos desde una gama sencilla a los más modernos sistemas de monitorización gráfica y computerizada. La mezcla de madera y cristal así como diversos materiales existentes en el mercado, mejoran las condiciones climáticas del espacio, así como su hermosura estética, que también puede ser usado durante los meses de verano. El invernadero constituye un hermoso espacio habitable y un lugar ideal para su relajamiento.

El riego durante el invierno es una de las tareas en la que más atención hemos de poner. Evidentemente, cada planta es diferente y requiere un tipo de riego pero, a grandes rasgos, éste debe realizarse moderadamente e intentar que el sustrato quede más seco que húmedo, debido a que la evaporación del agua, en esta época, es inferior a las épocas de primavera o verano y el crecimiento, en muchas de ellas, merma reduciendo así su consumo hídrico. El riego en las plantas de flor debe mantener el sustrato siempre húmedo, pero nunca empapado. Si no se pone especial atención en esta tarea y se riega demasiado podríamos obtener plantas con mala salud. 

Para obtener un jardín alegre y lleno de vida, recomendamos algunas plantas que pueden conseguir tal efecto, aunque si no se está seguro de cuales adquirir, o de cómo se cuidan,  siempre es bueno solicitar el asesoramiento de un profesional para así obtener los mejores resultados en base al emplazamiento que tenemos, y sobre todo en función de nuestros gustos. No hay porqué renunciar a las flores, el viburno invernal (Viburnum bodnantense dawn) es un arbusto alto y ancho que florece en pleno invierno con grandes inflorescencias rosáceas, que pueden combinar perfectamente con el agracejo púrpura (Berberis thunbergii variedad atropurpurea), un seto bajo de vegetación densa y hojas pequeñas de color púrpura y con la erica (Erica gracilis) que es un arbusto leñoso de hasta 45 centímetros de alto y 30 de diámetro, sus hojas de color verde claro son aciculares y sus flores acampanadas de color rosa, púrpura y blanco aparecen de septiembre a diciembre. También podemos contar la presencia de la viola (Viola cornuta) con sus flores azules, crema, violeta, amarillo y combinaciones de estos. O los pensamientos (Viola x wittrockiana) que son especialmente resistentes al invierno y poseen gran variedad de colores. El narciso de manojo (Narcissus tazetta) florece desde mediados de invierno hasta mediados de primavera y es una bulbosa con flores aromáticas agrupadas, de sépalos de color amarillo muy pálido y corona anaranjada. El jazmín de invierno (Jasminum nudiflorum), la rosa de navidad (Helleborus níger) o el ciclamen, que es una de las más populares plantas de floración invernal, pueden llenar nuestro jardín de toques de color. Otras flores que no debemos olvidar, son la campanilla de invierno (Galanthus nivalis), una de las más bellas imágenes de finales de invierno o la margarita de los prados (Bellis perennis) que florece durante todo el año.

El verdor lo tenemos garantizado todo el año con la hiedra (Hedera helix) muy útil para cubrir muros y dar frescor. La col ornamental (Brassica oleracea) se cultiva en los fríos jardines de Europa por la gran belleza de sus llamativas hojas grandes y rizadas con matices rojos, rosados, amarillos y blancos. Sin olvidarnos del acebo (Ilex aquifolium), el cotoneaster (Cotoneaster panosa) o la pernetia (Pernettya mucronata) con característicos frutos muy decorativos y estéticos que ayudan a crear un ambiente invernal. 

Otro reclamo de nuestro jardín, es el de la belleza de nuestras cespitosas. Preparar el césped para el frío y para que no pierda su valor estético será también tarea importante. Existe la tendencia a apreciar sólo las especies que en invierno no pierden su característico color verde, en este caso hay que apreciar también los cambios de colores que éstas nos brindan. Hemos de saber también que habitualmente, las cespitosas que en invierno reposan y cambian su color tornándose más pajizas, suelen ser las más resistentes a las enfermedades o plagas a la vez que requieren menor mantenimiento y consumo de recursos. Para que el césped soporte las inclemencias del invierno, se debe preparar realizando algunas operaciones de jardinería importantes, como limpiar las hojas caídas de los árboles, segar teniendo cuidado de no hacerlo con viento frío, ya que puede resecar las puntas, abonar con el fertilizante adecuado y lo que es muy importante, airear para favorecer el crecimiento al permitir la oxigenación y el drenaje de la tierra.